miércoles, abril 29, 2009

prova pilot del RAMAT MUSICAL

katatsumuri ofereix noticies de ORQUESTRA RAMADERA ESTOCÀSTICA:

-Amb motiu de la primera prova pilot amb ovelles, en el marc de la Fira de la Transhumància de Sta.creu de Jutglar, el Ramat Musical apareix al programa de la Fira a la
web del Consorci amb una menció especial. Aquesta ocasió té un gran valor per al desenvolupament del projecte, el suport que rep per part del Consorc del Lluçanès és d'un valor incalculable, i volem donar mostres d'agraïment des d'aquí una vegada més. Cito el text:

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El proper diumenge 3 de maig, a Santa Creu de Jutglar es celebrarà una nova edició de la Fira de la Transhumància. En el marc de la Fira, es presentarà el nou Cicle Solc el qual a partir del 2009 estarà organitzat pel Consorci del Lluçanès conjuntament amb l'Associació Solc.

En l'acte de presentació hi intervindran el Sr. Carles Vicente, Gerent dels Serveis de Cultura de la Diputació de Barcelona, representants del Centre de Promoció de la Cultura Popular i Tradicional de Cataluna, de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Aleix Cardona, president de l'Associació Solc i la Sra. Eva Boixadé, responsable de l'Àrea de Joventut, Cultura i Ensenyament del Consorci del Lluçanès.

A la Fira hi podem trobar mostra d'oficis i tallers, parades de productes artesans, mostra de bestiar autòcton dels Països Catalans, geganters i grallers, activitats relacionades amb l'estudi comportamental dels gossos d'atura catalans, caminada d'Olost a Santa Creu i esmorzar de pastor, exposició de fotografies “El camí ramader central del Lluçanès”, presentació del tríptic “Camins de Transhumància al Lluçanès. Camí central”, dinar popular i ball amb “Acordionistes del Solc”.

Com a novetat més destacada de la Fira d'enguany, hi ha l'actuació del Ramat Musical ( Orquestra Ramadera Estocàstica ) dirigit per Martí Ruiz. Més informació a www.ramatmusical.tk.

vegeu el programa de la fira

martes, abril 21, 2009

RIP J.G. Ballard (1930-2009)


CREDO

Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche, trascender la muerte, encantar las autopistas, congraciarnos con los pájaros y asegurarnos los secretos de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de un choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación de una playa de vacaciones desierta, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de varios pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.

Creo en las pistas de aterrizaje olvidadas de Wake Island, señalando a los Pacíficos de nuestras imaginaciones.

Creo en la belleza misteriosa de Margaret Thatcher, en el arco de sus fosas nasales y el borde de su labio inferior; en la melancolía de los conscriptos argentinos heridos; en las sonrisas perturbadas de los empleados de estaciones de servicio; en mi sueño sobre Margaret Thatcher acariciada por ese joven soldado argentino en un motel olvidado, observados por un empleado de estación de servicio tuberculoso.

Creo en la belleza de todas las mujeres, en la perfidia de sus fantasías, tan cerca de mi corazón; en la unión de sus cuerpos desencantados con los rieles de cromo de las góndolas de supermercado; en su cálida tolerancia de mis propias perversiones.

Creo en la muerte del mañana, en el acabamiento del tiempo, en la búsqueda de un tiempo nuevo en las sonrisas de las mozas de los bares de las rutas y en los ojos cansados de los controladores de tráfico aéreo en aeropuertos fuera de temporada.

Creo en los órganos genitales de los grandes hombres y mujeres, en las posturas corporales de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y la Princesa Diana, en el suave olor que emana de sus labios cuando miran a las cámaras del mundo entero.

Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido común de las piedras, en la demencia de las flores, en la enfermedad reservada para la raza humana por los astronautas del Apolo.

No creo en nada.

Creo en Max Ernst, Delvaux, Dalí, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer, de Chirico, Magritte, Redon, Durero, Tanguy, el Facteur Cheval, las torres Watts, Bocklin, Francis Bacon, y en todos los artistas invisibles dentro de las instituciones psiquiátricas del mundo.

Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en lo absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en las intenciones asesinas de la lógica.

Creo en las adolescentes, en la corrupción que hay en ellas sólo por la postura de sus piernas, en la pureza de sus cuerpos desaliñados, en los rastros que sus partes pudendas dejan en los baños de moteles miserables.
Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que alguna vez haya volado, en la piedra arrojada por un niño pequeño que lleva en sí misma la sabiduría de los estadistas y de las parteras.

Creo en la amabilidad del bisturí, en la geometría sin límites de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la locuacidad de los planetas, en la redundancia de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del átomo.

Creo en la luz que arrojan las videograbadoras en las vidrieras de las grandes tiendas, en la agudeza de las parrillas de los radiadores en los salones de venta de automóviles, en la elegancia de las manchas de aceite sobre las barquillas de los motores de los 747 estacionados en las pistas de los aeropuertos.

Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente.

Creo en el desarreglo de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs, Huysmans, Genet, Celine, Swift, Defoe, Carroll, Coleridge, Kafka.

Creo en los diseñadores de las Pirámides, el Empire State, el bunker del Fuhrer en Berlín, las pistas de aterrizaje de Wake Island.

Creo en la fragancia del cuerpo de la Princesa Diana.

Creo en los próximos cinco minutos.

Creo en la historia de mis pies.

Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el temor a los calendarios, la traición de los relojes.

Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperanza.

Creo en las perversiones, en el amor obsesivo por los árboles, las princesas, los primeros ministros, las estaciones de servicio abandonadas (más bellas que el Taj Mahal), las nubes y los pájaros.

Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginación.

Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza.

Creo en el alcoholismo, las enfermedades venéreas, la fiebre y el agotamiento.

Creo en el dolor.

Creo en la desesperanza.

Creo en todos los niños.

Creo en mapas, diagramas, códigos, juegos de ajedrez, rompecabezas, tableros de horarios de vuelos, carteles indicadores de los aeropuertos.

Creo en todas las excusas.

Creo en todas las razones.

Creo en todas las alucinaciones.

Creo en toda la rabia.

Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías y evasiones.

Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la amabilidad de los árboles, en la sabiduría de la luz.


J.G. Ballard

lunes, abril 13, 2009

las cosas raras para los entretiempos


un video de fragelrock
qun els nomos verds de gustivas pulpativas porten massa estona assajant els mateixos temes
s'apodera d'ells una mena de neurosi improvisatoria progessiva-crimsoniana i acaven així d'obsessius i divertits

miércoles, abril 01, 2009



el colega Serafins va comentar aquest video fa unsdies al laboratori del caos de la UB
tant si ja el coneixieu com si no, sempre és un gust...